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Lo demás es historia: Porsche 928


En 1977, la llegada de un nuevo Porsche supuso una auténtica revolución para la marca ya que hablamos del primer Porche denominado Gran Turismo. Desde su nacimiento fue evolucionando, pero el concepto era el mismo y tras años de desarrollo, el 928 había superado todas las expectativas.


Empezaremos culturizándoos un poco con una frase como; “El hombre no puede descubrir nuevos océanos a menos que tenga el coraje de perder de vista la costa”. Esta cita proviene del escritor francés André Gide, premio Nobel de Literatura de 1947. Y a principios de la década de 1970, la frase se podía aplicar perfectamente al ambiente que reinaba en la marca alemana. ¿Qué pasaba en Zuffenhausen en aquel momento?.


Las familias Porsche y Piëch acababan de retirarse de la dirección ejecutiva de la empresa; las autoridades de Estados Unidos, por entonces el mayor mercado de Porsche, debatían nuevas normativas anticolisión; y el Porsche 911 se consideraba un modelo en vías de extinción (qué puntería...) debido, en gran medida, a la inminente llegada de nuevas y estrictas normas anticontaminación.


Se respiraban aires de cambio en Porsche y no eran pocos quienes querían ser partícipes de ello. El nuevo Presidente del Consejo de Dirección, impulsa un nuevo concepto que rompe la implantación tradicional de motor trasero y supone un cambio radical frente a todo lo que se conocía anteriormente.


En el modelo que empieza a desarrollarse, el motor debe ir delante, la caja de cambios detrás y, en medio, el llamado "eje rápido", un diseño al que Porsche se refiere como "transaxle" y que perdura aún en nuestros días en algunas marcas. Esta debe ser una seña de identidad del Porsche 928.


Aquella fue una decisión valiente, teniendo en cuenta la tradición de motor trasero imperante en Porsche. Pero una vez tomada, “todos la apoyaron”. A partir de febrero de 1972 la evolución del vehículo empieza a ganar velocidad, mientras los ingenieros del Centro de Desarrollo de Weissach pisan un terreno desconocido en todos los aspectos.


El motor elegido para montar en un modelo de Porsche tan novedoso no era de tipo Boxer, sino que se trataba de un V8 de 4.5 litros de aluminio refrigerado por agua y tenía elementos provenientes de la competición. Para el chasis se diseña una suspensión trasera completamente nueva, que evita que las ruedas posteriores cojan convergencia en los apoyos más fuertes.


Por su parte, la carrocería era una mezcla de acero, aluminio y plástico. Y los parachoques de poliuretano estaban completamente integrados en el contorno del coche, lo que también suponía algo absolutamente nuevo para la marca y para la época. Con estas premisas superan sin problemas las nuevas pruebas que obligan a que no tengan daños tras una colisión a 8 km/h.


Hoy en día esto resulta totalmente normal, pero en aquel momento los paragolpes supusieron un auténtico quebradero de cabeza para los ingenieros y diseñadores ya que hasta el momento, sólo existían los paragolpes de acero. No existía una pintura (ahora sí) que permitiera pintar acero, aluminio y poliuretano. En cada superficie se apreciaba una tonalidad distinta de color. Esta pintura especial todavía estaba por inventar, pero fue algo que se consiguió antes de comenzar la producción en serie.


Todo eran quebraderos de cabeza y mientras en Weissach se trabaja en infinidad de detalles para poder ganar un centímetro de espacio aquí o ahorrar un kilo de peso allá, los expertos del departamento de pruebas llevan hasta el límite físico los prototipos que van fabricando.


La distribución de peso de 50:50 entre el eje delantero y el trasero, el motor V8 de elevado cubicaje y el complejo chasis ya permiten intuir, desde la concepción sobre el papel, una dinámica excepcional. Pero el 928 resultó ser mucho mejor de lo esperado. Los pilotos de pruebas manifestaron que la dinámica incluso parecía mejor que el mítico 911 de la época.


Desde un principio queda claro que el 928 es un modelo más avanzado: había nacido el primer Gran Turismo de Porsche. El nuevo automóvil ofrece cuatro plazas, aunque las dos traseras no resultan propicias para realizar largos trayectos, además de un habitáculo amplio y un maletero bastante amplio para tratarse de un deportivo.


Con el 928, el conductor y los pasajeros tienen la sensación de deslizarse por encima de la calzada. El nivel de ruido es claramente inferior al del 911 con motor bóxer refrigerado por aire; la dinámica es más benévola con quien está al volante y el confort a bordo resulta extraordinario.


Por su parte, el confort que ofrece el sistema de aire acondicionado incluye la refrigeración de la guantera y, además, el volante y el asiento del conductor se pueden regular en altura. También tiene otros detalles que marcan la diferencia, como el sistema limpiaparabrisas, que dispone de un depósito independiente con una bomba adicional capaz de rociar esporádicamente un detergente especial sobre el cristal para que no queden marcas. Para el 928 se desarrolla, además, un equipo de audio (radiocasete por aquel entonces) con excelentes propiedades de sonido y un manejo claro y sencillo.


Durante su presentación en el Salón del Automóvil de Ginebra de 1977, el 928 causa una gran sensación entre el público. En otras palabras: este modernísimo deportivo de desarrollo totalmente nuevo y elegancia atemporal reunía todos los requisitos para convertirse en el digno sucesor del 911.


Hoy sabemos que en realidad no reemplazó al mítico 911, pero lo cierto es que el 928 tuvo su gran momento de gloria. Suyo es el mérito de haber sido el primer y único deportivo galardonado (hasta hoy) con el título de “Coche del Año en Europa” un premio de gran prestigio.


Con el paso de los años fue sometido a un proceso continuo de optimización y mejora, y aumentó su potencia de los 240 CV iniciales a los 350 CV de la última fase, el 928 GTS de 1991. El fin del 928 llegó en 1995, cuando se interrumpió la producción tras haberse fabricado algo más de 61.000 ejemplares.


Sin duda, el 928 supuso un punto de inflexión muy importante en la historia de la marca y es un coche que por su buen hacer, ha pasado a formar marte de los anales de esa historia.

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