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Lo demás es historia: Citroën 2CV Spot


A mediados de la década de 1970 sucedieron una serie de hechos que marcaron el devenir de la marca Citroën. Por una parte, se produjo una renovación de la gama, con el lanzamiento del nuevo CX y la inauguración de la moderna planta destinada a fabricarlo al norte de París. Por otro lado, la coyuntura derivada de la crisis del petróleo hizo que se revitalizara la gama de modelos más económicos (tanto de coste de adquisición como de consumo) y se estimuló a los ingenieros a investigar con diferentes motorizaciones con las que, por otro lado, ya tenían experiencia.


Es el caso del CX Diésel, presentado en 1975 y que era el resultado de combinar el motor de gasoil de 2.2 litros del C35 con el sofisticado chasis del CX, capaz de eliminar las vibraciones gracias a su sistema de suspensión y a la unión de la carrocería al chasis mediante silent blocks. Este coche se convirtió en un auténtico best-seller a lo largo de las décadas de 1970 y 1980 y se mantuvo durante una década como el coche con motor diésel más veloz del mercado.


Por lo que respecta a las cilindradas más modestas, con cifras a la baja desde hacía algunos años (no hay que olvidar que el 2CV llevaba a la venta desde 1948) la empresa estaba explorando nuevos caminos que llevaron al nacimiento, en 1977, de un coche urbano como el LN, con motores sencillos, económicos y fáciles de mantener.


Equipado con el bicilíndrico del Dyane, el Citroën LN tuvo una gran acogida en el mercado de los coches urbanos gracias a su tamaño muy compacto y a su economía de uso. Pero ese lanzamiento no se llevó a cabo hasta 1977 después del lógico desarrollo del modelo y del proceso de industrialización. Mientras tanto, el objetivo de la marca era aumentar las ventas de los bicilíndricos clásicos como el 2CV y el más reciente Dyane.

Una solución para ello llegó de la mano de S
erge Gevin, pintor, artista y decorador “descubierto” por el publicista de Citroën de la época, y que ya había diseñado para la marca algunos de los stands de diferentes salones del automóvil.


Formando equipo con su mujer, trabajó en dos decoraciones alternativas para el 2CV, con colores llamativos y una orientación clara hacia el público más joven: una era un homenaje a la Belle Époque, en colores amarillo y negro, como los del 5HP de la época; la otra, completamente diferente, era blanca y naranja, de un tono particular llamado Orange Ténéré, que había sido lanzado hacía poco tiempo en la gama convencional de Citroën y sabiamente utilizado para decorar la carrocería y el habitáculo.


La segunda idea, la de color blanco y naranja, sedujo mucho más que la primera
y se aprobó la realización de una serie limitada (la primera en la historia de Citroën) de 1.800 unidades.


El primer desafío al que se enfrentaron fue la producción ya que un constructor como Citroën, acostumbrado a fabricar unos 100.000 2CV anuales, tenía dificultades para integrar en la línea de montaje unidades “especiales” con accesorios específicos y, sobre todo, con un proceso de pintura diferente en su fase de producción. Se tomó entonces la decisión de concentrar la producción de la serie especial en la que fuera la primera fábrica del 2CV, la planta parisina de Levallois, donde las manos expertas de algunos artesanos se combinaron durante años con la tecnología para llevar a cabo la realización de numerosas unidades únicas.


Un segundo desafío fue la elección del nombre ya que “Transat” estaba ya registrado en Francia, así que el coche fue rebautizado como “Spot”, que, además, coincidía con la abreviación de “Special Orange Ténéré.”


El coche elegido como base fue el clásico 2CV4, con motor de 435 c.c. (aunque en algunos mercados se vendió también con la base del 2CV6), y en el acabado más lujoso, llamado “Club”, con la instrumentación “de lujo” del AMI6, el elegante volante en resina de Quillery, un tapizado interior en tejido naranja y paneles de puerta muy llamativos, a rayas blancas y naranjas, igual que el pequeño toldo que protegía del sol una vez que se abría la capota del techo y que era específico de este modelo.


El primer prototipo, que acabó siendo el definitivo, se llevó a Normandía para una sesión de fotos en enero de 1976, y en marzo del mismo año se publicaron los materiales publicitarios para los concesionarios.


De hecho, el 27 de marzo de 1976, se realizó la presentación en primicia del 2CV Spot dentro de un evento excepcional en el centro de París, en donde se dieron cita centenares de Traction Avant, B14, Rosalie, 5 y 10 HP. Era el Club Citroën que celebraba, con una pacífica invasión, la desaparición del antiguo corazón de la marca que estaba preparado para su demolición y su conversión en el actual Parque André Citroën.


Dentro de la gran sala de entregas, el espacio acristalado donde los coches producidos se revisaban por última vez antes de ser enviados a los concesionarios, un 2CV Spot se mostró por primera vez ante los ojos de los fieles apasionados de la marca despertando un consenso que anticipaba la que sería posteriormente la reacción del gran público.


Se eligió entonces y se anunció la fecha de lanzamiento: el fin de semana del 10 al 12 de abril en todos los concesionarios que, previamente, habían recibido una o dos unidades del 2CV Spot y una funda, evidentemente a rayas blancas y naranjas, para cubrirlo hasta el momento de mostrarlo al público.


1.200 coches de 1.800 estaban ya vendidos cuando en mayo terminó la producción. Los primeros se vendieron ya el viernes 9, cuando algunos concesionarios pudieron anticipar la presentación del modelo a algunos de sus clientes más fieles y los últimos, que no habían sido mostrados se asignaron entre mayo y junio. 1.800 coches vendidos en pocas semanas eran la prueba evidente de que el 2CV, había pasado a convertirse en el “coche de las nuevas generaciones” y que tenía por delante un futuro todavía radiante.


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