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Prueba: Skoda Octavia Combi 2.0 TDI Style


Sin duda, a título personal me parece un coche de lo más atractivo aunque, todo hay que decirlo; la nueva generación del Skoda Octavia me parece un poco más sobria que la anterior.


No me entendáis mal; es un vehículo que no pierde un ápice de la versatilidad e inteligencia con la que, históricamente, ha contado el modelo en sus más de 60 años de vida y ha sabido renovarse y adaptarse a los nuevos tiempos con carrocerías berlina y familiar (Combi); con mejoradas tecnologías de confort y seguridad; mayor conectividad y con una gama de motores para todos los gustos entre los que se encuentran las versiones Mild Hybrid, híbridas enchufables, GNC (Gas Natural) y las más convencionales de gasolina y diésel. En cuanto al diseño lo dicho; exteriormente es más sobrio, pero no obstante mantiene la firma indiscutible de la marca y es reconocible desde la distancia.


Es curioso que utiliza la plataforma modular del Grupo Volkswagen MQB, usada en modelos como el Audi A3 Sportback, el Volkswagen Golf o el Seat León y que, por lo visto, también sirve para berlinas medias como el nuevo Skoda Octavia. Nuestra prueba de hoy la hacemos con la versión Combi en su acabado intermedio Style y el contrastado motor diésel 2.0 de 150cv con cambio DSG de 7 velocidades. ¿Os contamos qué nos pareció?.


Es una berlina familiar bastante grande ya que tiene una longitud de 4,68 metros, idéntica a la de la berlina, pero más grande que la versión anterior. La mayor diferencia con respecto a la versión berlina es su mayor capacidad de maletero que, también es más grande que en la edición anterior del Octavia Combi.


Con tal envergadura y con carrocería familiar podría resultar un coche "torpe", pesado y demás, pero curiosamente; su aerodinámica es de las mejores del mercado, con un coeficiente Cx de tan sólo 0,28, algo que repercute en un mayor silencio de rodadura y en unos consumos más ajustados.


Algo en ello tiene que ver su frontal, mucho más perfilado y estilizado que en la edición precedente. El paragolpes contiene las luces antiniebla y no dispone de ningún tipo de "floritura" que le reste aerodinámica. Simplemente el aire se desliza suavemente por él. En el centro de la parilla frontal perfilada con un aditamento cromado, nos encontramos con la batería de sensores que controlan muchos de los equipamientos de serie con los que contaba nuestra unidad de prueba.


Los faros son de nuevo diseño, más estilizados y finos, con tecnología LED y una característica luz diurna e incorporan las luces intermitentes. Para finalizar con su gran aerodinámica, destacamos el diseño del capó delantero, con nervaduras y líneas de tensión que le aportan también un halo de dinamismo.


Su vista de perfil es más convencional. Se trata de un carrocería familiar de líneas fluidas que gana mucho espacio en la zaga gracias a su maletero más aprovechable. Las llantas son de 17" y no tienen ningún toque especial que, probablemente, vistan otros modelos con llantas más exclusivas o grandes. Pero la fuerza y el valor de un Octavia no radica en su rompedora estética.


En la zaga nos encontramos con unos grandes y nuevos pilotos que casan muy bien con esa nueva imagen sobria pero efectiva. En esa zona nos encontramos con algún pliegue en la chapa que aporta un toque diferenciador, además de las letras plateadas que abarcan el portón del maletero coronado por un alerón en la zona superior.


Abrimos ese portón y descubrimos uno de los cubículos más grandes en una berlina familiar para dejar nuestros enseres. Tenemos a nuestra disposición 640 litros, aunque con los correspondientes separadores del habitáculo y aprovechando ese maletero hasta el techo, podemos albergar mucho más equipaje. Básicamente es la mayor diferencia que tiene respecto a la berlina, teniendo en cuenta que ésta ya dispone de 600 litros.


Es un espacio diáfano y muy aprovechable en todas sus cotas, además de que tiene una boca de carga con un perfil bajo para que podamos acceder más fácil con objetos voluminosos o pesados. No obstante y para mayor comodidad, el portón de nuestra unidad era eléctrico y se podía abrir con pasar ligeramente el pie por debajo del paragolpes trasero, por si tenemos las manos ocupadas. A izquierda y derecha tenemos unos bolsos para dejar objetos más cotidianos y en la zona superior, disponemos de algunos ganchos para colgar bolsas y demás.


Entramos en la zona posterior y nos reciben unos asientos cómodos en donde no tenemos nada que objetar respecto a ninguna de sus cotas y en donde 3 adultos se podrán acomodar perfectamente. Bueno, la plaza central es un poco más angosta, pero eso pasa en todos los coches modernos. En la cota que más destaca, probablemente, sea en la referente al espacio para las piernas y ha ganado unos centímetros en cuanto a anchura se refiere, así que no encontraremos ningún problema para acomodarnos.


Abrimos las puertas delanteras y la marca Skoda se proyecta en el suelo dándonos la bienvenida. Nos sentamos en unos asientos muy confortables pero que no destacan en exceso en cuanto a sujeción lateral. A la altura de nuestras caderas no está mal, pero carece de una gran sujeción para nuestra espalda. No hay que preocuparse ya que nuestro Octavia Combi ni es una edición deportiva ni es un coche muy específico para realizar tramos de montaña a "tumba abierta". El Skoda Octavia Combi que tenemos entre manos es un vehículo muy apropiado para hacer muchos kilómetros disfrutando de la ruta sin apenas cansarnos.


No hace mucho que Volkswagen, marca "madre" del Grupo y la que se supone que es la referencia en la que se tienen que fijar el resto; tiró un poco de las orejas a los checos puesto que se les estaban subiendo un poco a las barbas. La verdad es que no me extraña que estuvieran nerviosos ya que Skoda, la firma más "asumible", estaba haciendo unos coches extremadamente buenos y atractivos, que superaban con creces los mínimos que se les suponían y la hegemonía referencial de Volkswagen se veía seriamente amenazada.


Uno de los motivos era por sus interiores. La clase, los buenos acabados y los excepcionales ajustes se apoderan del habitáculo del nuevo Octavia que, además de contar con una gran tecnología y un diseño cuanto menos original, muy atractivo; destaca por ser una referencia en cuanto a ergonomía se refiere. Se agradece ese toque de buen gusto como es el incluir zonas de tela para algunos paneles del salpicadero, unos plásticos de gran calidad para las zonas más visibles y una luz ambiente que inunda el habitáculo en horas nocturnas y en la que podemos elegir entre varios colores. 


El original volante multifunción tan solo tiene dos brazos, una tendencia que estamos viendo en más coches modernos y que nos recuerdan a los coches de antaño aunque previamente actualizado, con levas detrás para actuar sobre el cambio de manera secuencial, varios botones multifunción, revestido en cuero y con un grosor acorde a la época actual. Detrás vemos la pantalla de la instrumentación completamente digital y configurable de 10,25", en donde podremos elegir varias modalidades de visionado y con una excelente información. Está a salvo de posibles reflejos del sol y su vista es muy nítida en todo momento. 


En el centro del salpicadero, Skoda, al igual que están haciendo muchas marcas, elimina botones y aglutina las numerosas funciones del vehículo en una pantalla táctil de 10,1" que preside a buena altura la parte central. Todo está englobado dentro de esa pantalla, hasta el climatizador bizona, al que es un poco más tedioso acceder en vez de tener mandos físicos para ese menester. Pero las modas y las tendencias son las que mandan y se han decantado por utilizar el mismo sistema que sus competidores. Hará falta un periodo de adaptación para evitar desviar demasiado la vista de la carretera, porque el equipamiento es extenso, con muchas funciones a las que tendremos que acostumbrarnos. 


Justo por debajo, disponemos del volumen del sistema de audio, pero en vez de contar con la típica ruleta, son mandos táctiles que con solo deslizar un dedo actúan. Más abajo, en forma de teclado, disponemos de algunos botones (físicos, ahora sí) con los que pretenden simplificar algunas funciones, pero el gobierno general se realiza a través de la pantalla del equipo de infoocio. Entre ellos se encuentra el selector de los diferentes modos de conducción: ECO, Sport; Normal, Individual, cada uno con su personalidad y que interfiere en la respuesta del motor o la gestión del cambio. Más abajo disponemos de una plataforma para cargar nuestro Smartphone por medio de inducción y con el protocolo homologado qi.


Entre los asientos tenemos el selector del cambio de marchas. La transmisión DSG de 7 relaciones se maneja desde un pequeño y original selector muy simple, que los componentes del Grupo Volkswagen de última hornada están incorporando en sus modelos. La primera vez que vimos este selector fue en la prueba del Volkswagen Golf de octava generación y nos parece muy cómodo y fácil de usar.

El equipamiento de serie y algunas opciones que montaba nuestro acabado intermedio Style era muy extenso y teníamos navegador, asistente de arranque en pendiente, luces LED inteligentes, ordenador de a bordo, equipo de infoocio con pantalla táctil de 10,1", asistente de cambio involuntario de carril, aviso de vehículo en ángulo muerto, cámara de ayuda al aparcamiento trasera con detección de tráfico cruzado, sensores de aparcamiento delanteros y traseros, sensores de luces y lluvia, climatizador bi-zona, detector de fatiga, portón del maletero de apertura eléctrica, control de velocidad de crucero adaptativo con limitador, llamada de emergencia, cargador de móvil por inducción, instrumentación digital con pantalla de 10,25", llantas de 17", asistente de distancia de seguridad, 4 modos de conducción, iluminación ambiente, luz de bienvenida proyectada en el suelo, control de presión de neumáticos o Start/Stop entre infinidad de elementos más. 


La mecánica que probamos era el archiconocido motor 2.0 TDI de 150cv, asociado a un cambio DSG de 7 relaciones con un funcionamiento excelente y una transición entre marchas imperceptible. Así pues, con esta configuración nuestro Octavia Combi podía alcanzar los 220 Km/h de velocidad máxima, acelerar de 0-100 Km/h en 8,8 segundos y, lo más interesante de todo, atesorar un consumo medio homologado de sólo 4,8 l/100 Km. 


Es un motor muy activo en todo momento y responde muy bien a las órdenes que le damos con el pedal del acelerador. No nos deja pegados al asiento, pero 150 cv son más que suficientes para procurarnos una gran respuesta y unas notables recuperaciones. Es una mecánica muy silenciosa, debido también al gran aislamiento del habitáculo, aunque en regímenes bastante altos, podemos percibir un sonido lejano procedente del vano motor, pero se disipa enseguida y el silencio en orden de marcha vuelve a reinar. 


La comodidad y el confort son la nota predominante en este modelo en cuestión. Las suspensiones son blandas y se "tragan" casi cualquier imperfección del asfalto sin que se perciba desde el interior del habitáculo. Es, básicamente, como viajar en una especie de alfombra voladora, aunque de vez en cuando y en situaciones muy concretas, me pareció un vehículo un poco rebotón en el eje trasero. Por otra parte, gracias a su gran aerodinámica, el silencio es un valor añadido en un trayecto largo, lo que junto con ese sistema de suspensiones tan amable con los ocupantes, el Octavia Combi nos brindará un viaje de lo más placentero. 


Obviamente, no es un coche ratonero. No lo digo por su gran envergadura ni por su magnánimo tamaño, sino porque al ser tan blando, se favorece a la comodidad no a la deportividad. No soporta excesivamente bien los cambios bruscos de dirección y los sistemas de seguridad son bastante intrusivos, mermando y neutralizando cualquier connato de realizar "pinitos" de tramos a una velocidad mayor de la recomendada. Es un coche muy seguro y la sensación de aplomo y seguridad que nos ofrece es bastante buena ya sus reacciones son muy previsibles en todo momento y es muy sencillo de conducir sin generarnos ningún tipo de susto. 


La dirección tampoco ayuda para realizar una conducción dinámica en un puerto de montaña, ya que a pesar de ser bastante directa, no es del todo comunicativa con lo que pasa debajo de los neumáticos. Por su parte, el equipo de frenos es bastante poderoso y parece que no acusaría en exceso un desgaste prematuro aunque lo utilicemos de manera intensiva. 


Definitivamente, en una época de SUV y este tipo de vehículos de moda, el Octavia es un soplo de aire fresco y una alternativa perfecta para viajar. Y no digamos la versión familiar Combi, que es la que nos ocupa hoy. Perdonadme la cabezonería, pero para viajar y disfrutar haciéndolo, yo soy más de berlinas familiares que de "pseudo-todoterrenos".


El Skoda Octavia Combi me parece una de las compras más inteligentes. Estéticamente es muy acertado, aunque un tanto sobrio, por si no nos gusta llamar la atención. Su tecnología de confort y seguridad convencerá a muchos perfiles de cliente. Es muy amplio y capaz y su capacidad de maletero es, casi, indiscutible e incontestable. 


Pero sobre todo; es una berlina muy cómoda, que nos aporta una gran sensación de seguridad y serenidad en los trayectos más largos. Su motor de 150 cv es, simplemente, ideal, con unas prestaciones finales y una respuesta muy notables en casi cualquier circunstancia y hace una combinación perfecta con la transmisión DSG. Su equipo de serie es muy excelso, su conectividad es puntera, es más grande y, se conduce como una berlina, no como un SUV, monovolumen o todo-terreno. Tenedlo en cuenta. 



Datos técnicos:

Motor: 2.0 TDI

Potencia: 150cv

Vel Máx: 220 Km/h

Acel 0-100: 8,8 seg

Cons: 4,8 l/100 Km

Precio: Desde 29.700 euros (Versión probada)



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