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Prueba: Citroën C4 BlueHDI 130 Shine


Por fin hablamos de la última versión que probamos del cómodo Citroën C4, en esta ocasión, la versión diésel de 130 cv con el acabado Shine, que es el más dotado de serie y el cambio automático de 8 velocidades.


No os vamos ha aburrir con el diseño exterior, ya que no cambia casi ni en un ápice de lo que conocimos en las pruebas previas de las versiones de gasolina y 100% eléctrica. Se trata de un compacto con un nuevo chasis, que comparte con otros componentes de otras marcas del gigante automovilístico Stellantis, y que está concebido para albergar tanto mecánicas convencionales como puramente eléctricas.


La verdad es que es un diseño característico y embaucador, que representa fielmente la innovación de Citroën en todas y cada una de las empresas de las que toma partida. Hay dos opciones: o hacer algo similar que el resto siguiendo las pautas establecidas en cada segmento pero con una identidad propia o, sin perder la identidad, hacer algo diferente al resto y que sea un vehículo de referencia en su segmento.


Citroën parece que ha optado por la segunda opción y Eso le confiere una altura inusual en el puesto de conducción, que es un poco más baja que en su nuevo C4 representa la diferenciación compacta personificada. No es un SUV (que tan de moda están) pero tampoco es un compacto al uso, ya que está un poco más elevado de lo convencional. un SUV, pero más alta que la de un compacto convencional. Así que el nuevo C4 se mueve entre dos mundos bien diferenciados; el que está de moda y el más popular. Eso, seguramente, le haga arañar clientes de un pensamiento u otro.


Sin duda, el concepto que nos muestra el nuevo C4 es poco convencional, pero ya no por concepto, sino por diseño. Sus trazos son los de un compacto, aunque son bastante más originales, con un frontal muy característico de la marca, con dos grupos ópticos muy bien diferenciados y de tecnología LED, un lateral con unas protecciones de plástico que recorren todos los bajos, con una caída del techo, que más tarde veremos que también es muy característica pero poco práctica, además de una altura respecto al suelo de más de 15 cm (impensable para un compacto) y unas llantas originales de 18".


También contamos con una imagen trasera muy original, truncada, con una especie de alerón incorporado y con unos pilotos, muy característicos y diferenciales, con tecnología LED y sobreelevados. Para el C4 diésel observamos que tiene solo una salida de escape y no dos, como vimos en la prueba de la versión de gasolina.


Una vez dentro, en los asientos traseros, nos percatamos que son muy cómodos para dos adultos, con suficiente espacio para las rodillas y bien en anchura, aunque como consecuencia de la caída del techo hacia la zaga, nos damos cuenta que adolecen un poco de falta de altura disponible respecto a nuestras cabezas. No digamos nada si montamos el techo solar panorámico, que resta unos 3 cm a esa altura, pero no era nuestro caso. El maletero está situado dentro de la media del segmento con 380 litros de capacidad, con unas formas regulares y aprovechables.


Los asientos delanteros son extremadamente confortables y muy propios para realizar largos recorridos sin agotamiento para nuestra espalda. Pertenecen a la estirpe de soluciones de la marca denominadas Advanced Comfort y, además de algunos reglajes eléctricos y que son calefactados, la verdad es que no sujetan nuestro cuerpo de una manera efectiva en curva. Son cómodos, pero no son deportivos.


Delante de nuestros ojos y detrás del volante multifunción nos encontramos con una instrumentación digital en una pantalla simple de 5". Nos ofrece unas grafías grandes y una información suficiente y bien ordenada, aunque no destaca por estar muy elaborada. Todo es sencillo y práctico, con una visión muy buena, además de que podemos configurar esa información a nuestro antojo hasta en cinco opciones diferentes. De todas formas, en nuestra unidad disponíamos del sistema HUD, que proyectaba la información más relevante como la velocidad, el lector de señales y el control de velocidad de crucero sobre un cristal abatible de metacrilato ante nuestros ojos, sin la necesidad de desviar la vista de la carretera.


Al tener cambio automático, disponemos de sendas levas detrás del volante que giran solidarias al mismo, por si queremos actuar de forma secuencial sobre el cambio. Pero seamos serios, 8 velocidades son muchas, así que mejor dejar actuar de manera automática que, exceptuando cuando demandamos mucha potencia con el pedal del acelerador de repente; reacciona a la perfección y con extrema suavidad a todas nuestras demandas.


En el centro, la pantalla del equipo de infoocio, sobreelevada y a la altura de un primer golpe de vista, nos ofrece información relevante a nuestra conducción, además de algunos gadgets que montaba nuestra unidad de pruebas. Esa pantalla es táctil de 10" y nos ofrece una visión bastante nítida en todo momento, además de que no parece acusar muchos reflejos procedentes de los rayos solares. Podemos ver imágenes bastante fieles de la cámara de visión trasera de ayuda al aparcamiento (aunque no sean espectaculares) o imágenes del navegador, entre otras cosas. También podemos montar una cámara frontal, que se sitúa detrás del retrovisor central, que va grabando todo lo que ocurre ante nosotros.


Esa pantalla posee mandos físicos para simplificar las ordenes del volumen del equipo de audio, parámetros del coche y Home, que nos muestra todas y cada una de las opciones a las que podemos acceder con ese equipo de infoocio. Debajo nos encontramos con el sistema de climatización bi-zona con mandos físicos que se agradecen, ya que la tónica actual es la de suplantarlos o eliminarlos y tener que acceder a ello por medio del sistema, lo que conlleva un gran peligro y apartar la visión del asfalto. Al lado, nos encontraremos con el botón de arranque, ya que nuestra unidad prescindía de la llave tanto para la apertura de puertas, como para arrancar.


El C4 tiene muchos huecos muy prácticos repartidos por su interior. Así pues, inmediatamente después de los elementos electrónicos del salpicadero, disponemos de un espacio para dejar nuestro smartphone y recargarlo por medio de inducción, dos puertos USB en los flancos y más abajo, una bandeja grande con luz de cortesía para vaciar nuestros bolsillos. Por último, delante del asiento del copiloto, tenemos una especie de bandeja extensible y oculta, para que éste pueda acoplar una tablet, un ordenador o lo que desee en ese momento.


Entre los dos asientos, nos encontramos con el selector del cambio automático, que queda supeditado a una especie de pulsador y el selector denominado Drive Mode, que cambia algunas reacciones del motor o la dirección, según lo que elijamos en ese momento entre ECO, Normal y Sport, aunque si exceptuamos la modalidad ECO, no se notan demasiadas diferencias entre uno y otro.


Los materiales utilizados están muy bien traídos ya que, aunque sea un coche popular, está muy bien rematado, con buenos ajustes y plásticos blandos y duros muy bien combinados entre sí. Quizás algunas zonas menos visibles estén un poco más descuidadas en este campo, pero en términos generales, es un vehículo muy bien acabado.

El motor que nos quedaba por probar es el diésel con 130cv. Bueno, en realidad hay más versiones, tanto en diésel y gasolina que han ido apareciendo, pero el de 130cv, al igual que la versión de gasolina que ya pasó por nuestras manos, es la versión más equilibrada.


Es un 1.5 HDI que genera 131 cv de potencia con un par máximo de 300 Nm y unos consumos ajustados de 4,6 l/100 Km, con el que podremos alcanzar una velocidad máxima de 210 Km/h (aunque no es un coche para correr) y una aceleración de 0 a 100 Km/h aceptable en 9,5 segundos. Está asociado a un cambio automático de 8 relaciones que funciona de una manera muy suave en la transición entre una marcha y otra, aunque no destaca por su rapidez de reacciones. También tenemos unas levas detrás del volante que giran solidarias a él, por si queremos "jugar" un poco en una carretera revirada, pero ya os he comentado que el C4 no es precisamente para eso.


Funciona con cierto brío y el interior está bastante bien aislado del exterior, por lo que no se percibe en ningún momento que es un motor de ciclo diésel. No encontraremos, casi, ningún retardo en la respuesta del acelerador a nuestras órdenes, la dirección es precisa, aunque poco comunicativa y el sistema de frenado es bastante notable, aunque en las frenadas más fuertes, el esquema de suspensiones hace que el coche cabecee un poco, dándonos la sensación de inseguridad. Pero nada más lejos de la realidad.

Y es que, como ocurre con el resto de la gama, el C4 BlueHDI es un coche con el que disfrutar los largos recorridos, a lo que hay que sumar un gasto de combustible comedido y ajustado y un funcionamiento ejemplar. No obstante, fueron los ingenieros de Citroën, junto con la colaboración de otras marcas, los que dieron con la "tecla" y desarrollaron el sistema HDI y common rail, así que en ese sentido no tendremos ningún problema a lo largo de la vida útil del motor.


Disfrutamos mucho con el confort que nos brinda en cualquier tipo de conducción. Ojo; he dicho confort, no diversión al volante. El esquema de suspensiones es blando y se percibe claramente en las carreteras más reviradas y en los cambios bruscos de dirección. No es un coche muy especifico para realizar tramos de montaña, ya que al esquema de suspensiones ligero, debemos sumar unos asientos extremadamente cómodos, pero que no sujetan nuestro cuerpo lo suficiente en desplazamientos laterales y una dirección precisa, pero poco comunicativa.


Es un coche para disfrutar de largos viajes en carreteras en, más o menos, buen estado de conservación (estamos en España). Absorbe muy bien cualquier tipo de imperfección del asfalto, gracias también a una altura considerable para ser un compacto, y no transmite ningún tipo de sacudida innecesaria al habitáculo. El confort es su bandera y lo transmite con fidelidad a todos sus afortunados ocupantes.


De todas formas, al confort general del conjunto, debemos sumar también un equipamiento de serie de referencia en su segmento, ya que nuestra unidad de pruebas tenía el acabado Shine que es el más dotado y entre otras cosas, disponíamos de navegador, climatizador bi-zona, cambio automático con levas detrás del volante, llantas de 18", Drive Mode con tres modos de conducción, cámara de visión trasera de ayuda al aparcamiento, frenada de emergencia, control de velocidad de crucero adaptativo, instrumentación digital con pantalla de 5", equipo de infoocio con pantalla táctil de 10", alerta de cambio involuntario de carril, lector de señales de tráfico, HUD, asistente de vehículo en ángulo muerto, ayuda de arranque en pendiente, luces LED, asistente de luces y lluvia, sensores de proximidad delanteros y traseros, control de presión de neumáticos, tapicería de símil cuero, asientos delanteros calefactados y con funciones eléctricas y de masaje, ordenador de viaje, acceso y arranque sin llave o llamada de emergencia.


Ya os hemos desgranado las peculiaridades y especialidades de todas y cada una de las versiones disponibles del polivalente y novedoso Citroën C4, ahora sois vosotros los que deberéis elegir cual es la versión que os conviene más para vuestros kilómetros anuales, vuestro día a día o vuestro modo de conducción.


Es original, es cómodo, está muy bien equipado, tiene un motor contrastado de gran funcionamiento y parco en consumos y es Made in Spain. ¿Qué más se puede pedir?.


Datos técnicos:

Motor: 1.5 HDI

Potencia: 131cv

Vel Máx: 210 Km/h

Acel 0-100: 9,5 seg

Cons: 4,6 l/100 Km

Precio: Desde 26.650 euros (versión probada)



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