Lo demás es historia: NSU Ro 80
Nuestro protagonista de hoy, fue otro automóvil revolucionario en su época y es una marca que ya no existe como tal. Bueno, a pesar de su éxito comercial, era feo de coj...
Hablaremos del NSU Ro 80, esta innovadora berlina representaría una revolución tanto estética como técnicamente hablando, donde su característico motor rotativo, se convertiría en una de sus más claras señas de identidad, además de convertirse en el primer automóvil de la historia en comercializarse que montaba un motor Wankel de dos rotores. Testigo que luego recogió Mazda para alguno de sus deportivos. Un motor sencillo, efectivo, pero muy caro de mantener y "gastón".
La línea del NSU Ro-80 es muy original y personal. Precisamente por su personalidad muy acusada puede, o bien gozar de la aprobación entusiástica y sin límites o bien ser juzgada con cierta severidad. Visto de perfil, con su parte anterior en forma de dardo y la cola más bien alta, el aspecto del Ro-80 es particularmente interesante y aerodinámico. Muy original es también el frontal, en el cual, se amoldan formando un conjunto muy equilibrado, los faros trapezoidales y el estrecho radiador.
El nacimiento de este automóvil, nos retrotrae a los años 60, cuando el fabricante de Neckarsulm (localidad alemana), comenzaría a trabajar en su desarrollo en un intento de mostrar al mundo su capacidad de crear un modelo de mayor tamaño y calidad que sus pequeños y robustos automóviles, que eran muy apreciados entre las clases populares y que habían estado fabricando hasta el momento.
Tenía un estilo diferente, en forma de cuña y con una gran superficie acristalada. Los ingenieros de NSU querían que el coche se amoldara a los nuevos tiempos de la economía alemana, en expansión en la década de los años sesenta, por lo que el coche fue pensado para incorporar bastantes adelantos mecánicos para la época, como la suspensión independiente en las cuatro ruedas, la caja de cambios semi-automática y los frenos de disco.
Pero en general, y a pesar de su originalidad, la línea del Ro-80 es sobria, sin ningún exceso de partes cromadas o de inútiles adornos; es precisamente la funcionalidad de su estética juntamente a la originalidad de la línea que determinan la elegancia, algo revolucionaria de este coche. La parte trasera, más bien alta, no constituye un mero pretexto estilístico, sino que favorece la penetración aerodinámica del vehículo garantizando al mismo tiempo un espacio muy apreciable para el equipaje.
De amplias dimensiones, puede ser incluso considerablemente aumentado ya que el interior comunica con los asientos posteriores y el respaldo de los mismos puede quitarse (de forma, en honor a la verdad, un tanto rústica) permitiendo así cargar objetos mucho más voluminosos y alargados. En invierno es perfectamente posible cargar unos esquís en el interior gracias a este sistema.
Otro astuto truco concierne a las puertas, cuyo reborde inferior alcanza hasta la parte más baja de la carrocería ofreciendo así una eficaz protección contra el agua y el polvo y evitando que conductor y pasajeros puedan ensuciarse al entrar o salir del coche. La superficie ocupada por los cristales es muy amplía, lo que determina un interior muy luminoso y una visibilidad perfecta, gracias también a los montantes delanteros muy estrechos. El acabado exterior es muy bueno y la gama de colores extraordinariamente acertada.
Fue presentado en el salón de Frankfurt de 1967, con un motor 1.0 Wankel y dos rotores de 115 CV con unos 500 cm3 cada uno. Una vez diseñado y fabricado, el Ro 80 tardó unos meses en ser del agrado de la prensa especializada, aunque el público, en general, integraba largas listas de espera para poder adquirirlo a tal punto, que la compañía no pudo completar las entregas de la lista, sino hasta dos años después, aunque su éxito fue relativo, porque no se alcanzaron 40.000 unidades vendidas en 10 años que duró su periplo comercial.
Las prestaciones eran coherentes a su precio, ya que costaba casi lo mismo que un BMW de gama alta, aunque, en aquellos días, pocos coches de serie llegaban a más de 180 km/h como lo hacía el NSU Ro 80. No obstante, en cuestiones de aceleración no era precisamente una referencia, ya que empleaba 14 segundos en hacer el 0 a 100 km/h, con un peso total de 1.250 kilos, en parte penalizados por la primera generación del motor Wankel.
Hasta 1975, poco más se había hecho en el automóvil (aunque le hiciera falta), nada más que mejorar la suspensión y los frenos. Durante este año, el Ro 80 enfrenta un rediseño que adoptaba unos grupos traseros más grandes y agregados de goma en los paragolpes. En 1976 NSU comienza a pensar en nuevos motores para el Ro, pero la producción del modelo cesa en abril de 1977, cuando Audi decide que ya era hora de tomar el control completo de una marca como NSU.
No hubo sucesor para el Ro 80 y con el último modelo producido, terminaba también la larga historia de NSU como fabricante. Sin embargo, algo quedó del Ro 80; la tecnología de motor rotativo había picado la curiosidad de los ingenieros de Audi, quienes comenzaron a desarrollar un Audi 100 con motor rotativo, el 871 Wankelengine. Existieron prototipos con este motor que más tarde fue dejado de lado en favor de motores más convencionales.
En el interior, el tablero es muy bonito, bastante completo de excelente factura y calidad. La instrumentación está dominada por dos grandes relojes circulares; el cuentarrevoluciones con su correspondiente sector y el velocímetro, graduado hasta 220 Km/h. A los dos lados de los instrumentos principales hay un reloj eléctrico, que nos marca la hora y un indicador combinado de la temperatura del agua y nivel de carburante. Una serie de indicadores luminosos proporcionan al conductor un control inmediato de prácticamente todos los datos que pueden interesarle, desde la posición del freno de mano hasta la inserción del starter.
Por otra parte, el volante, de elegante diseño, está abundantemente acolchado. Delante del pasajero hay una práctica guantera y debajo de ella, un amplio espacio para los objetos menudos. Los mandos de ventilación y calefacción, montados centralmente, y las varias salidas de aire parecen estudiadas cuidadosamente.
El resto del interior, asientos, guarnecidos, etc. a pesar de estar ensamblados correctamente, no producen en absoluto una impresión de lujo y, por el contrario, sugieren más bien cierta sensación de pobreza. Los asientos son cómodos pero su respaldo es demasiado bajo, posiblemente con vistas a las exigencias estilísticas de la época.
Todo esto es una lástima ya que las características técnicas del Ro-80 y su alto precio de adquisición, merecerían un interior de clase alta y categoría. Habría que pensar que el precio del vehículo también justificaría una cuidadosa revisión del interior con excepción del tablero que, repito, es completamente satisfactorio, pero muy "simple".
La disposición de los mandos parece estudiada cuidadosamente ya que la mayoría de ellos y, en todo caso los más importantes, caen con naturalidad bajo la mano del conductor y, entre ellos, la corta palanca del cambio de línea deportiva y muy bien situada, semi-automática y con tres relaciones. Este sistema permite utilizar el coche como un coche automático, o uno normal con la única salvedad de la ausencia del pedal de embrague.
El NSU Ro 80 marcó una época muy determinada, pero su falta de fiabilidad y sus innovaciones técnicas, además de un precio desorbitado, precipitaron su absorción por parte del Grupo Volkswagen. ¿Quién sabe si existiría la marca actualmente si la historia hubiera ido por otros derroteros?.
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