Son vehículos icónicos y reconocibles al 100% por todos, aficionados del motor o no. Los Lancia Stratos, Rally 037 y Delta, son tres “bestias” de competición, creadas para ganar y con una relación perfecta entre formas geométricas primarias, al servicio del máximo rendimiento.
Esta es la esencia de un icono como el Lancia Stratos, un coche de carreras “brutal y eficiente”, creado para ganar, que rompe los esquemas, al ser tan diferente de los modelos de la época. De hecho, era un deportivo sin concesiones, especialmente creado para rallies que luego se modificó para el asfalto.
Inspirado en el prototipo de “Strato’s Zero” de 1970 la versión definitiva fue presentada al año siguiente, con su forma futurista en cuña y el motor de seis cilindros en V del Ferrari Dino 246. El frente era afilado y se armonizaba con los pasos de rueda, mientras que el parabrisas inclinado abarcaba el montante delantero y se prolongaba por las lunas laterales. El techo caía verticalmente sobre la pequeña luneta envuelta en el gran capó del motor. Los faros redondos y un alerón agresivo destacaban en la parte trasera. Todo estaba diseñado en aras del rally en este coche, empezando por el capó y el maletero constituidos por dos carcasas ligeras, que comprendían los guardabarros respectivos, con una apertura amplia para efectuar intervenciones rápidas de asistencia.
Aunque el
Lancia Stratos revolucionó también l
os interiores, totalmente enfocados hacia el conductor y pensados para ofrecer resultados. Tenía dos plazas y solamente dos compartimentos para los cascos de carrera, un elemento distintivo también en la versión de calle.
El denominado “colour blocking” de los interiores creaba juegos de contrastes logrando un eclecticismo puramente Lancia, mediante la utilización de los colores primarios, azul, rojo y amarillo.
Ganó tres veces consecutivas el Rally de Montecarlo, se adjudicó dos títulos en el Mundial de Constructores (1975 y 1976) y otros en el Europeo de Pilotos, a lo que hay que sumar la victoria de Sandro Munari en 1977 de la Copa Mundial FIA para pilotos de rally.
A partir de la temporada de 1975,
el Lancia Stratos lució los colores blanco y verde de su patrocinador Alitalia con el logotipo tricolor de la compañía aérea, duplicado y armonizado en forma de cuña, para crear uno de los uniformes más bonitos y característicos en la historia del automovilismo.
Por su parte,
el Lancia Rally 037, caracterizado por sus formas “funcionales” y angulosas, en la parte delantera y trasera, y más conocido con la sigla del proyecto “037”, era un coche
deportivo que encarnaba la victoria famosa de David contra Goliat (bueno,
Mini lo hizo antes). De hecho,
el Lancia Rally 037 fue el último coche de dos ruedas motrices en ganar el Mundial de Rally de 1983, batiendo a los adversarios más potentes y equipados, con tracción integral.
Su estructura original mixta, monocasco y tubular, fue "vestida" por Pininfarina, encargado de desarrollar una carrocería agresiva y elegante al mismo tiempo, que otorgase una carga importante aerodinámica hacia el suelo.
Para lograr la máxima eficiencia, se realizó en poliéster con refuerzos de fibra de vidrio, y tanto la parte delantera como trasera eran sumamente ligeros y se desmontaban completamente.
Los interiores, minimalistas y racionales, representaban la quintaesencia de las carreras, al igual que algunas “extensiones” aerodinámicas en el montante y en la cola, entre las cuales un llamativo y reconocible spoiler trasero, aumentaban todavía más el rendimiento de este coche.
Creado a partir del Lancia Beta Montecarlo, el Lancia Rally 037 no se pensó para fabricarse en grandes números; la fabricación del vehículo de calle únicamente era un trámite y abrió el camino a su entrada en el mundo del rally.
El debut oficial tuvo lugar en el Salón de Turín en 1982 con la versión de calle y, al año siguiente, el Lancia Rally 037 conquistó el título Mundial de productores, logró el segundo puesto en el Mundial de pilotos y el Campeonato europeo e italiano.
Es un coche que el "populacho" seguro que no lo conoce por el nombre de 037, pero si se ve por la calle, es uno de los vehículos más característicos e icónicos de la marca.
Por último, y trasladándonos más adelante en el tiempo,
hubo otro icono de los rallies de Lancia. Los apasionados de coches del mundo entero y los fan del rally se sobrecogen y estremecen al pronunciar solamente el nombre Delta.
En el año 1988, el Lancia Delta HF 4WD,
marcó la entrada de la marca en el sector de las berlinas de 4 ruedas motrices (hoy sería un compacto deportivo) y se transformó en el icónico Lancia Delta HF Integrale, recordado por todos por su frente agresivo, donde destacan las salidas de aire delanteras aumentadas y los impresionantes pasos de rueda ensanchados, para alojar neumáticos más anchos.
En los años posteriores, el modelo se enriqueció con una serie de mejoras técnicas y de estilo.
Así, pasamos del
Delta HF Integrale 16V, caracterizado por una “joroba” en el capó del motor para alojar la nueva culata, al Delta HF Integrale 16V Evoluzione, donde los guardabarros se ensancharon más y un llamativo spoiler destacaba al final del techo y, a partir de este coche compacto de calle, la marca italiana creó el mejor coche de rally de todos los tiempos.
El Lancia Delta HF de tracción integral con las cuatro evoluciones, ganó: seis veces el Campeonato Mundial de Rally Constructores (1987-1992); cuatro veces el Campeonato Mundial de Rally Pilotos (1987-1989 y 1991); una vez el Campeonato Mundial de Rally Producción (Grupo N) en 1987; seis veces el Campeonato Europeo de Rally (1987-1991 y 1993) y dos veces el Campeonato Europeo de Rally Producción (Grupo N) 1988 y 1989.
Un palmarés increíble que les ha servido para que sean un sueño para los apasionados del automovilismo y, al mismo tiempo, una auténtica pesadilla para los adversarios en su época, que se rindieron a sus supremacías.
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