Lo demás es historia: 65 años de DS "Tiburón".
El DS marcó un antes y un después en la historia del automóvil. Ese diseño "espacial", su gran tecnología y su empaque, lo han convertido en uno de los coches de cabecera para cualquier coleccionista, o no, de clásicos. Sus rivales contemporáneos fueron muy conscientes de ello, ya que vieron de primera mano, cómo en el propio Salón de París, los visitantes cerraron nada menos que 12.000 pedidos el mismo día de su presentación, mientras que la prensa especializada elogiaba unánimemente su diseño audaz y su comportamiento en carretera.
65 años después de su lanzamiento, el DS sigue siendo uno de los iconos del automóvil francés del siglo XX, sinónimo de glamour, lujo, diseño e innovación. Con su estilo único, elegante, dinámico y refinado, este automóvil excepcional ha sido el vehículo favorito de políticos, magnates, estrellas de cine..., y su influencia técnica y estética sigue estando vigente hoy en día, algo que muy pocos modelos en la historia han conseguido.
Este vehículo revolucionario es fruto de la creatividad de dos personajes clave en la historia del automóvil, aunque es probable que no los conozcamos. Hablamos del ingeniero André Lefèvre y el diseñador y escultor Flaminio Bertoni, un tándem que ya puso su sello en modelos míticos desde los años 30. Se nota que la mano de un artista había pasado por el diseño de un vehículo como el DS. ¿Os imagináis eso ahora?. Sería una buena propuesta, pero seguro que encarecería muchísimo el resultado final.
Artista e ingeniero, con el DS, iban a trastocar, una vez más, el panorama automovilístico de su tiempo. Supieron fusionar tecnología y estética para crear una armonía perfecta en la que la línea y las formas eran un reflejo de las soluciones técnicas y de la obsesión por la aerodinámica y el confort, logrando conjugar funcionalidad con un diseño único y atractivo.
Pero si su diseño exterior sigue siendo único, el interior destaca por el cuidado por los detalles y su aire distintivo. Su salpicadero y su cuadro de instrumentos siguen siendo una auténtica obra de arte y un referente en ergonomía ya que el conductor puede acceder a todos los mandos del vehículo sin tener que soltar el volante en ningún momento. Las formas del techo, los montantes el parabrisas y las ventanillas sin marco también están pensadas y estudiadas, esta vez, para aumentar al máximo la luminosidad y la sensación de espacio.
En su presentación al gran público, el DS también sorprendió por la omnipresencia de la tecnología. Por ejemplo, la suspensión, la dirección o los frenos, fueron los elementos más destacados de un automóvil de leyenda y marca personal de Citroën en toda su historia.
La suspensión hidroneumática se basa en la sustitución de los tradicionales muelles de amortiguación por esferas, cuya parte superior contiene un gas, en este caso nitrógeno, que asegura la flexibilidad de la suspensión, teniendo en cuenta los movimientos de las ruedas provocados por las irregularidades del firme. Este dispositivo dio al DS una ventaja considerable sobre sus competidores de la época, al ofrecer un comportamiento en carretera y un confort excepcionales. Una exclusividad que también aportada su innovadora dirección asistida, ya que su tecnología y su precisión eran sorprendentemente modernos para la época y siguen siendo comparables a las direcciones asistidas que vemos en los automóviles actuales.
Por su parte, los frenos de disco también eran una innovación y una rareza en un vehículo de serie, ya que era algo que sólo se había visto en las 24 Horas de Le Mans, y en el DS se incorporan, de serie, en los frenos delanteros del DS desde su lanzamiento. Ligados a la dirección asistida hidráulica de alta presión, no sólo daban a este vehículo un gran confort de uso, sino también una excelente potencia de frenado. Habría que esperar a los años 60, para ver como los frenos de disco se popularizaron, extendiéndose a turismos de gran difusión y su generalización se producirá una década después.
También, una de las grandes innovaciones tecnológicas del DS fue la caja de cambios hidráulica. Accionada por una pequeña palanca situada en la parte superior de la columna de dirección, permitía pasar las cuatro velocidades y la marcha atrás con movimientos muy cortos, además de poner en marcha el motor. La desaparición del pedal del embrague ofreció un confort de conducción nunca visto, mientras que la hidráulica permitía cambiar de marchas con una gran suavidad, aunque su ubicación, en la columna de dirección, no fuese de las más cómodas. Pero era la corriente que se movía por aquel entonces...
Hoy y por siempre, por estos motivos, el DS "Tiburón" es uno de los modelos icónicos, ya no de la marca, sino del mundo del automóvil.
Comentarios
Publicar un comentario