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Prueba: Nissan Qashqai 1.3 mHEV Tekna


El Nissan Qashqai supuso una revolución en Nissan, que no sabían cómo competir en un segmento tan "trillado" como el de los compactos y que, sistemáticamente, todos sus intentos habían resultado infructuosos como consecuencia de lo que nos ofrecían el resto de marcas.


Pero un buen día, a alguien se le ocurrió mezclar el mundo compacto y el mundo de los SUV en un mismo envase y a partir de ahí, el Qashqai se coronó, mes tras mes y año tras año, como una de las alternativas más vendidas en nuestro país. Nos ofrecía el tamaño justo para nuestro día a día, una conducción muy atractiva, una gama de motores, de tracción, de tecnología y de cambio para todos los gustos, una imagen que gustaba a todo el mundo y una gran dosis de polivalencia.


En la actualidad ya está a la venta la tercera generación del Qashqai y os pudimos ofrecer un pequeño adelanto en estático de la versión Premiere que recorría toda nuestra geografía. En ese momento nos encontramos con un modelo que ya ha adquirido una madurez comercial espectacular, aunque ahora mismo, estamos hablando de un vehículo con más características SUV, aunque compacto. No pierde la personalidad que obtuvo en los principios, es más, creo que con su nuevo diseño la gana, pero ya no está a caballo entre dos mundos, sino que se mete de lleno a competir en el segmento más disputado de todos.


Con una longitud de 4,42 metros, su diseño representa fielmente la nueva ruta que va ha seguir la marca a partir de ahora, sin perder de vista su impronta y firma auténtica como lo es la parrilla delantera denominada V-Storm, que puede ser variable y se abre y se cierra en función de las necesidades de refrigeración del motor. A partir de ahí, el nuevo Nissan Qashqai es reconocible, pero muy diferente a lo que ya conocíamos.


La vista frontal se caracteriza por esos nuevos grupos ópticos de tecnología LED situados a los flancos y que se dividen en dos; los faros principales, que nos proporcionan la luz nocturna necesaria y las luces diurnas con forma de ceño fruncido encima, que comparten protagonismo con las luces de intermitencia.


También nos encontramos un profuso paragolpes, con una zona inferior de diferente color al de la carrocería, que nos sirve como protección para los bajos, un radiador de refrigeración adicional y en donde se sitúan algunos de los sensores que incorpora este vehículo, además de las luces antiniebla delanteras según versiones (no era nuestro caso). Pero quizás lo más interesante son las nuevas aberturas laterales de ese paragolpes, que además de incluir sendos sensores en su base, sirven para canalizar el aire frontal hacia el lateral del vehículo y así, aumentar la carga aerodinámica un poco más respecto a la generación precedente.


El lateral se caracteriza por ser un poco más largo y un poco más alto, además de tener una gran distancia entre ejes que favorecen la habitabilidad y el espacio interior del Qashqai. Tiene líneas rotundas, aunque afiladas en cierta medida que siempre han caracterizado al modelo de la marca nipona. Observamos una altura respecto al suelo de unos 15 cm (nuestra versión sólo es tracción delantera pero existen 4x4) que ayuda un poco si tenemos o nos disponemos a salir fuera del asfalto, pero siempre por caminos y situaciones de poca dificultad, porque los neumáticos están muy orientados al asfalto y se podrían dañar las preciosas y enormes llantas que montábamos de 19". Como curiosidad, en las aletas frontales nos encontraremos "tatuado" el nombre Qashqai.


En esa visión me llama mucho la atención la forma de la zaga, ya que es muy vertical, pero parece que se "hunde" ligeramente hacia el interior. Es un guiño de diseño, porque a pesar de esa forma, estamos hablando del Qashqai más grande y con mayor habitabilidad de los que han existido.


La zaga, como hemos dicho, se caracteriza por su forma vertical y por su gran portón del maletero, con una altura bastante buena del perfil del mismo, para poder ubicar objetos voluminosos o pesados en su interior. El contorno está protegido por apliques plásticos que culminan en esa zona, en la parte baja, de una manera limpia y que bordean a una especie de protección del color de la carrocería y que favorece una imagen más rotunda. Los pilotos están situados en una parte muy elevada y son de tecnología LED.


Abrimos ese portón del maletero y nos encontramos con un espacio de carga bastante aprovechable de 504 litros y una bandeja inferior gracias a la cual, podremos dividir y elevar ese espacio en dos mitades. Si queremos aumentar aún más el espacio de carga también podemos reclinar los asientos traseros hacia adelante.


Nos incorporamos al interior y, una de las facilidades y curiosidades que nos ofrece el nuevo modelo de Nissan es su amplia apertura de puertas. La verdad es que viene muy bien por si tenemos que ubicar sillas para infantes de una manera muy cómoda y además nos facilitan mucho el acceso. Parece una tontería, pero ese gran ángulo de apertura nos viene muy bien siempre. El resto de las marcas podrían aplicarse el cuento más a menudo.


Siempre se ha caracterizado por ofrecernos un gran espacio interior y en el modelo que nos ocupa, sin lugar a dudas se ha aumentado esa sensación. Es más grande y disponemos de un gran espacio en cuanto a anchura, espacio para las rodillas y altura respecto a nuestras cabezas. Y eso que nuestro modelo montaba techo de cristal panorámico que ya sabemos que resta unos 3 cm de media en esa cota.


Delante nos reciben unos asientos confortables, con un mullido excepcional, pero que sujetan lo justo en las curvas más pronunciadas. Normal, es un vehículo muy orientado a largos viajes, no a tramos de montaña. Obviamente sujetan nuestro contorno, pero no son unos asientos especialmente deportivos, ni mucho menos.


Nos recibe un salpicadero muy ordenado y de tono elevado y vertical, algo que nos favorece mucho el acceso a todos los elementos de equipamiento de nuestro Qashqai. Una vez encontramos fácilmente nuestra posición ideal de conducción, la ergonomía brilla en todos los ámbitos.


El volante de tres radios, revestido en cuero, tiene un tamaño perfecto y además es multifunción, con algunos mandos que más utilizaremos a un sólo golpe de "click" y sin tener que desviar la mirada del frente. Destacamos el botón del sistema ProPilot, que cuando lo activamos combina a la perfección el sistema de programación de velocidad adaptativo con el sistema de mantenimiento de carril, para que no tengamos ningún susto innecesario por despiste.


Acomodados, nos percatamos que, a la mayor altura de conducción, se le suma un aumento de la visibilidad exterior, con pilares A más delgados y una luna delantera más grande que la del modelo precedente.


La instrumentación es digital proyectada en una pantalla de 12,3". No es configurable, bueno; no como la conocemos, ya que si que varía la información disponible y los colores según que tipo de modalidad de conducción tengamos activada. De todas maneras, podemos elegir el tipo de información que percibimos gracias a un botón situado en uno de los brazos del volante. Es muy legible en cualquier circunstancia y con parámetros grandes para que podamos consultar al primer golpe de vista, aunque su configuración, como hemos dicho, es la clásica con dos relojes en los extremos y una pantalla de información auxiliar entre ellos. De todas maneras, contamos con la inestimable ayuda del sistema HUD, que proyecta sobre el parabrisas la información más relevante sobre nuestra conducción y así no tenemos que desviar la vista del asfalto.


En el centro y en una situación privilegiada y elevada, tenemos la gran pantalla táctil de 9" del equipo de infoocio, con múltiples informaciones, un menú bien estructurado y una visibilidad correcta, pero que no destaca especialmente en ese campo. Por lo menos la transición entre menús es correcta y dispone de sistema wifi para hasta 7 aparatos y es compatible con los protocolos Android Auto y Apple Car Play. Debajo tenemos los mandos físicos y muy accesibles del sistema de climatización bizona.


Un poco más abajo, aunque parcialmente menos accesible, están algunas tomas de corriente auxiliares y una bandeja especial para vaciar nuestro bolsillos y también, con una superficie específica para poder cargar nuestro smartphone de una manera inalámbrica.

Detrás de la palanca de cambios existe el botón del freno de mano eléctrico y el selector de los modos de conducción, con tres niveles que modifican la asistencia de la dirección y la respuesta de la mecánica y que son: Standard, Sport y ECO. Obviamente, cada uno está orientado a un tipo de conducción diferente, aunque no existen muchas diferencias entre los unos y los otros.


En su interior, cabe destacar la utilización de materiales muy agradables al tacto y a la vista en todas las zonas visibles y plásticos de menor categoría en las zonas menos visibles y utilizadas. Los ajustes son excepcionales y la ergonomía general ha ganado enteros con esta nueva generación del Qashqai.


A pesar de contar con el acabado intermedio, el equipamiento del que disponíamos era espectacular, y es así desde la versión Acenta menos dotada de serie. Entre otros elementos disponíamos de climatizador bi-zona, ayuda de arranque en pendientes, instrumentación digital, equipo de infoocio con pantalla táctil de 9", llantas de aleación de 19", modos de conducción ordenador de a bordo, aviso de vehículo en ángulo muerto, control de velocidad de crucero adaptativo con limitador, sistema de mantenimiento de carril, lector de señales de tráfico, sistema de control de presión de neumáticos, navegador, sensores de aparcamiento y de circulación 360º con cámaras perimetrales y aviso de tráfico cruzado, alerta de atención del conductor, techo solar panorámico, sensores de luces y lluvia, faros matriciales e inteligentes delanteros de tecnología LED, pilotos traseros de tecnología LED, frenada de emergencia con detección de peatones y ciclistas, sistema ProPilot, HUD, apertura y arranque sin llave o llamada de emergencia, por poner unos pocos ejemplos.


Nuestra mecánica era un 1.3 de 140 cv y 240 Nm de par máximo con hibridación ligera. Una pequeña batería, que se recarga por medio de las frenadas regenerativas, hace de ayuda en las aceleraciones más fulgurantes o a la salida de los semáforos, pero no lo convierte en un vehículo híbrido como tal.


Esa potencia se transmite a las ruedas delanteras, aunque era nuestro caso, ya que existen versiones con tracción a las cuatro y también, más poderosas con 158 cv y cambio automático. No era nuestro caso, ya que nuestra versión estaba asociada a un cambio manual de 6 relaciones aunque eso sí, con un manejo adictivo y unas transiciones correctas entre las diferentes marchas. Así pues, obtenemos unas prestaciones de 200 Km/h de velocidad punta, una aceleración de 0-100 en 10,2 segundos y unos consumos promediados de 6,5 l/100 Km.


Es un vehículo correcto, con unas ínfulas de rutero impresionantes, ya que a su confort de marcha, debemos sumar un silencio de rodadura reseñable. Su esquema de suspensiones es de tarado blando, absorbe muy bien y con diligencia las imperfecciones del asfalto y soporta estoicamente los cambios bruscos de dirección, pero no es un coche específico para tramos de montaña, ya que su altura respecto al suelo, penaliza un poco en ese rango. Mejor disfrutar del confort y la comodidad que nos brinda en todo momento.


El sistema de frenos es muy bueno y a ello, debemos sumar la frenada regenerativa que carga la batería, pero no detiene al conjunto. Por otra parte, y algo que podemos "tirar de las orejas" a los responsables de la marca nipona es que su dirección es muy ligera y poco comunicativa, sea cual sea la modalidad de conducción que utilicemos en ese momento. No es imprecisa ni debemos realizar correcciones en mitad de una curva, pero he de decir que, para mi gusto, está muy orientada a la circulación entre el tráfico urbano, pero no en una carretera abierta.


Me quito el sombrero ante la respuesta de la mecánica en casi cualquier tipo de situaciones, aunque mejor si siempre superamos las 2.000 rpm, porque por debajo, el motor es algo perezoso y el sistema de hibridación ligera sirve como ayuda, no mueve al conjunto por si mismo. Es por eso que en una pendiente y a bajas revoluciones, no puedo decir lo mismo de la respuesta, porque el Qashqai escalaba lentamente y adquiría velocidad pausadamente. Estaba probando cosas y no es lo habitual, aunque siempre es mejor ir con el motor "alegre" de revoluciones y evitarnos así alguna que otra sorpresa. Por lo demás, debo decir que la mecánica es muy activa y 140 cv son más que suficientes para cualquier conductor medio.


Sin lugar a dudas, la tercera generación del Nissan Qashqai es una compra inteligente en muchos aspectos. Es un coche silencioso, confortable, que ha ganado enteros en ergonomía, con un diseño diferenciador, un gran habitáculo, un maletero muy solvente y un gran equipo de serie desde sus terminaciones más básicas. Sus pequeños "flecos" se ven eclipsados por sus grandes virtudes y es con eso con lo que me quedo del conjunto. Nadie es perfecto y los coches tampoco, pero éste se aproxima bastante. Han aprendido mucho.


Datos técnicos:

Motor: 1.3

Potencia: 140 cv

Vel Máx: 200 Km/h

Acel 0-100: 10,2 segundos

Cons: 6,5 l/100 Km

Precio: Desde 31.175 euros (versión probada)



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