Lo demás es historia 20 años de Porsche Cayenne
La primera vez que lo vi fue en una calle comercial de mi localidad y no me imaginaba que un vehículo así pudiera tener tanto éxito. ¿Un vehículo todoterreno? Hasta bien entrada la década de los noventa, algo así parecía muy poco apropiado para una marca de deportivos como Porsche. Y sin embargo, hace 20 años, ocurrió y fue un triunfo.
La leyenda de Porsche se trasladó a un segmento de mercado completamente nuevo. Un todoterreno seguro, un lujoso compañero de viaje y, al mismo tiempo, un deportivo emocionante: la receta del éxito del Cayenne sigue siendo la misma.
Con visión empresarial, el cuidado por los detalles característico de Porsche y los más altos estándares de calidad, el fabricante de vehículos deportivos se embarcó en un proyecto con el nombre en clave de «Colorado», a finales de los 90″. Para cumplir las exigencias de prestaciones propias de la marca también en el segmento de los SUV, los ingenieros desarrollaron para el Cayenne un nuevo motor V8 con elevadas cifras de potencia y par: de hecho, en el Cayenne S, el propulsor 4.5 tenía 340 CV y 420 Nm y, con la misma cilindrada, el Cayenne Turbo llegaba a unos impresionantes 450 CV y 620 Nm. El resultado fue que se lograron unas prestaciones al nivel de un deportivo de la marca, con una velocidad máxima de 242 y 266 km/h, respectivamente.
Entre las características especiales del motor de cuatro válvulas por cilindro se encontraban la tecnología VarioCam, y la lubricación por cárter seco integrada, como los vehículos de competición, que garantizaba surtir de aceite a todos los componentes del motor, incluso con una aceleración lateral intensa y prolongada. Todos los elementos del motor V8 se crearon para que pudieran soportar esfuerzos mucho mayores de lo que era necesario.
Por fuera, el Porsche Cayenne Turbo S tenía una apariencia discreta: solo su nombre sugería su enorme potencial. Pero el V8 generaba unos impresionantes 521 CV y, con 720 Nm, su par máximo superaba en 100 Nm al del Turbo. En términos de dinámica de conducción, el Cayenne Turbo S también estableció nuevos estándares para el segmento. El SUV de más de 2 toneladas alcanzaba los 100 km/h en solo 5,2 segundos, casi medio segundo más rápido que el Turbo, y su velocidad máxima era de 270 km/h.
El aumento de la potencia y del par motor se consiguió gracias a la revisión de los dos radiadores del aire de admisión. Ahora enfriaban el aire de forma aún más eficaz, entre otras cosas, porque estaban hechos íntegramente de aluminio y eran 13 milímetros más grandes. Esto permitía aumentar la presión del Turbo en 0,2 bares, hasta un máximo absoluto de 1,9 dependiendo del régimen del motor, lo que a su vez aumentaba la potencia máxima.
El hecho de que el chasis y los frenos estuvieran a la altura del enorme potencial del Cayenne Turbo S habla de la visión de futuro de los ingenieros. El nuevo Porsche Traction Management (ahí fue donde nació) fue muy positivo para la enorme motricidad de todas las versiones. En la configuración estándar, distribuía la potencia entre los ejes en una proporción 38:62 delante y detrás, pero también era variable mediante un embrague multidisco y podía llegar al 50:50 si fuera necesario. Con esto se pudo anular el diferencial central y, a pesar de ello, seguir avanzando aunque las ruedas perdieran brevemente el contacto con el suelo. Fuera de carretera, la caja de transferencia con reductora era un recurso valioso para la tracción y la retención.
El sistema Porsche Active Suspensión Management también contribuyó en gran medida al convincente resultado tanto en carretera como fuera de ella. Este sistema de control de la suspensión se incorporó por primera vez en el Cayenne y en la versión Turbo S era de serie, junto con la suspensión neumática.
El PASM regula continuamente la dureza de la amortiguación e incorpora en sus cálculos el estado de la carretera y el estilo de conducción. La suspensión neumática también era una ventaja fuera del asfalto. Su ya impresionante altura libre al suelo de 21,7 centímetros se amplió hasta 27,3 centímetros, gracias al sistema autonivelante de la suspensión neumática del Cayenne de primera generación.
También, y en exclusiva, en el Cayenne Turbo S, Porsche instaló el mayor equipo de frenos que había puesto en un vehículo de serie hasta aquel momento. Las pinzas de freno también crecieron así que el Cayenne Turbo S estaba equipado de serie con llantas de 20″, aunque se podía solicitar con llantas de 19″ si debíamos montar neumáticos de invierno. Las ligeras llantas llevaban neumáticos de tamaño 275/40, especialmente diseñados para el Cayenne y homologados para una velocidad hasta 300 km/h.
Entre 2002 y 2007, Porsche lanzó cuatro variantes del Cayenne de primera generación. Además del Cayenne S, el Cayenne Turbo y el Cayenne Turbo S, existía un Cayenne básico, que no llevaba una denominación adicional. Este modelo servía de entrada a la gama y estaba equipado con un motor V6 de Volkswagen. Ese propulsor 3.2 de gasolina generaba 250 CV y un par máximo de 310 Nm. Con la actualización de producto de 2007, los motores recibieron aumentos de potencia, con el Cayenne Turbo S a la cabeza con 550 CV. También se añadieron nuevas mecánicas con el Cayenne GTS 405 CV y el Cayenne Diésel 240 CV (impensable diésel para un Porsche). Con el prototipo Cayenne Hybrid, Porsche también se aventuró a vislumbrar un futuro parcialmente electrificado.
Entre 2002 y 2010, la primera generación del Porsche Cayenne tuvo seis variantes de motor y ocho versiones de equipamiento. Salieron de la fábrica un total de 276.652 unidades y el más vendido fue el Cayenne S, con una cuota de mercado del 38,9 %. El Turbo S, siguió siendo el exclusivo modelo emblemático.
Otro miembro de la familia Cayenne sigue marcando hoy la pauta del segmento en cuanto a prestaciones excepcionales: con el Cayenne Turbo GT de 640 CV, Porsche lanzó en 2021 un «vehículo cotidiano superdeportivo» de sobresaliente estabilidad y prestaciones. Con sus extraordinarias características de conducción, este coche eleva el listón al igual que lo hizo en su día el primer Cayenne Turbo S.
Sin duda, el Cayenne ha supuesto un punto de inflexión para una marca tradicional de deportivos como Porsche.
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