Lo demás es historia: Citroën CX
Alguna vez hemos hablado de él y antes se hacían coches de verdad. A principios de los años 70, Citroën apostó por la aerodinámica para la gran berlina destinada a suceder al "Tiburón". De hecho, el nombre viene de su coeficiente aerodinámico de 0,35, una cifra propia de vehículos deportivos. Por su parte, en el interior, se apuesta por una estética innovadora.
En el momento de su lanzamiento, el Citroën CX fue considerado un automóvil audaz y con estilo, capaz de dar una respuesta creativa a los problemas de su época, como la crisis del petróleo.
Pronto destacó por su confort, su ergonomía y su comportamiento en carretera. Las inversiones, las nuevas naves de pintura y montaje y, sobre todo, el éxito de la fabricación de un automóvil tan avanzado para la época y con suspensión hidroneumática como el Citroën GS hicieron que Vigo asumiera parte de la producción de este modelo premium entre 1976 y 1980, un periodo en el que 17.199 unidades salieron de las líneas de montaje.
La crisis del petróleo de 1973 acabó con la era del combustible barato en Europa, por lo que los fabricantes tuvieron que considerar el consumo de carburante como uno de los factores importantes al desarrollar sus vehículos. Como consecuencia, se apostó por la incorporación de motores eficientes, con tecnologías como el diésel, que proporcionaba consumos más bajos que las mecánicas de gasolina manteniendo el placer de conducir. De hecho, superó el reto de ir de París a Niza (930 Km) sin repostar, algo en lo que también tuvo algo que ver la aerodinámica.
Su diseño, obra de Robert Opron, y su aerodinamismo, el Citroën CX es, además, un automóvil revolucionario, tanto en confort como en ergonomía. Su suspensión hidroneumática permitía una corrección automática de la altura y un mejor comportamiento en carretera. Sustituye el chasis tradicional con una plataforma y una carrocería solidarias, que atenúan las vibraciones y el ruido. En 1985, también fue el primer automóvil francés que equipó el sistema de frenos ABS. Su extraordinario nivel de confort atrajo una legión de incondicionales, entre ellos, Jacques Chirac, que lo eligió para su toma de posesión en 1995 frente a otras alternativas más modernas.
Mención aparte merece su innovador puesto de conducción, que constituye un compendio de espíritu práctico y sentido estético al situar todos los mandos del vehículo al alcance de la persona que conduce. De este modo, puede acceder fácilmente a la información que necesita cuando está al volante a través de un cuadro de instrumentos en forma de media luna.
A lo largo de su vida comercial, Citroën fue ampliando la gama del CX para adaptarse a necesidades diversas. Con la aparición de una versión break en 1975, una deportiva 2400 GTi con inyección electrónica en 1977 y la serie Prestige, 28 cm más larga, en 1978.
Y a pesar de ser "premium", este vehículo se convirtió en un verdadero éxito comercial ya que, hasta 1991, se vendieron más de 1,2 millones de unidades. Se fabricó en Francia, en Chile y en España y casi 30 años después del cese de su comercialización, el entusiasmo de los denominados Youngtimers, coches deportivos de la década de 1980 que ahora son modelos de colección, está dando una nueva oportunidad a modelos como el Citroen CX GTi Turbo. Su legado también está muy vivo en concept-cars como el Citroën CXperience o su sucesor espiritual Citroën C5 X.
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