Lo demás es historia: Ebro
En las décadas de los años 1940 y 1950 en España era toda una proeza fabricar cualquier cosa (autarquía se llamaba). Las importaciones estaban muy restringidas, la gasolina racionada, la electricidad se concedía sólo unas horas al día, los pocos camiones fabricados no se vendían porque no había neumáticos y las divisas eran un bien escaso. Todo estaba controlado por la política autárquica de la dictadura franquista.
Dentro de esa tesitura, en 1953, Ford Motor Ibérica se adjudicó un concurso convocado por la Administración española para la fabricación de tractores. Pero al año siguiente la empresa fue nacionalizada reorganizada bajo el nombre de Motor Ibérica, S.A. En 1954, Motor Ibérica, S.A., creó Ebro con sedes en Barcelona, Madrid y Ávila. Además, también llegarían a fabricarse algunos elementos para maquinaria agrícola en Noáin (Navarra). La marca Ebro se instaló en el frontal de autobuses, camiones, furgonetas, vehículos todoterreno y tractores. La primera gama de camiones Ebro estaba basada en el Ford Thames Trader.
A pesar de su nacionalización, Motor Ibérica S.A. compró una mina de hierro para invertir en la compra de maquinaria para la fábrica las divisas que proporcionaba la exportación del mineral. Hasta 1960 los precios de venta estaban sometidos a la aprobación del Ministerio de Industria. También hasta esa fecha, la paupérrima industria nacional no pudo proporcionar la totalidad de los componentes que precisaban los Ebro.
En 1965, se rompieron definitivamente las relaciones con Ford, y en 1967 se inauguraron las primeras instalaciones en la Zona Franca de Barcelona. En esa época Ebro compra varias empresas:
- Fadisa (Fabricación de Automóviles Diesel, S.A.). Montaba furgonetas Romeo-Fadisa con licencia Alfa Romeo.
- Avia, Perkins. Constructor del motor diésel por excelencia en España.
- Aisa. Fabricante de los camiones Avia y que llegó a vender, con su propia marca, algunas de las últimas furgonetas Siata. Estas salían, indistintamente, con marca Ebro o Avia desde la antigua fábrica de Siata.
- Braud et Facheux. Fabricante de carretillas elevadoras y vehículos Jeep bajo la marca Viasa-EBRO.
Con la entrada, a mediados de la década de 1960, en el capital de la compañía de Massey-Ferguson los tractores fabricados dejaron de llevar la marca Ebro y fueron sustituidos por los de esa marca. La fabricación de tractores tuvo un espectacular crecimiento: de apenas 500 en el año 1955 se pasó a unos 8.000 en 1964.
En 1979, en plena recesión tras la crisis del petróleo iniciada años antes, Nissan Motor Company compra el 36% del capital de Motor Ibérica, S.A. en manos de Massey-Ferguson. En 1981, Nissan ya controlaba el 55% e introdujo la fabricación del todoterreno Nissan Patrol y la furgoneta ligera Nissan Vanette. Ambos modelos se comercializaron en mercados exteriores con la marca EBRO en su frontal. En 1987 la razón social de la compañía pasó a llamarse Nissan Motor Ibérica, S.A. y la marca Ebro desapareció.
Casi treinta años después, en 2023, en el Salón del Automóvil de Barcelona, se anunció el regreso de Ebro con el Ebro Pick-Up.
No pasó ni un año, y tras meses de negociaciones, Ebro llega a un acuerdo con el grupo chino Chery para que la histórica factoría de Zona Franca retome la actividad bajo el nombre de EBRO Factory. En ella se fabricarán, entre otros modelos, el S700 y el S800 en sus diferentes versiones y de las que ya os hemos hablado.
EV MOTORS, matriz de Ebro, firmó en abril una alianza estratégica industrial y de negocio con CHERY con inversión público-privada. El acuerdo ha contemplado la creación de dos joint-venture: la denominada EBRO SUV, participada mayoritariamente por EV MOTORS, destinada a la comercialización y posventa de vehículos SUV con marca Ebro en el mercado español y andorrano (y más adelante también en otros países). Y, por otra parte, la inversión de CHERY, participada mayoritariamente por EV MOTORS, y que tendrá como finalidad la producción de modelos de las dos firmas automovilísticas.
El inicio de la producción supone la recuperación del empleo a medida que aumente la actividad, para reincorporar así a los empleados que forman parte de los compromisos adquiridos en la mesa de reindustrialización.
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